Por encargo de Hernán Cortés, a su primo Juan Gutiérrez Altamirano y con la autorización Real de Carlos V, llegan a la Hacienda de Atenco, 12 pares de toros y vacas bravas de la casta Navarra, para iniciar así, la historia del Toro de Lidia en el nuevo continente.
Esta afamada y emblemática Hacienda de Atenco, es fundada el 19 de Noviembre de 1528 en las tierras de Calimaya, Metepec y Tepemajalco, que le fueron cedidas a Don Juan Gutiérrez Altamirano primo del conquistador.
Y esto convierte a la ganadería de Atenco, En el campo bravo más antiguo del mundo taurino aún en pie.
Tres principales familias han mantenido la historia viva, de este afamado hierro albiceleste, desde la familia Gutiérrez Altamirano, pasando por José Juan e Ignacio Cervantes Ayestarán y Rafael Barbabosa Arzate ya en el siglo XIX.
La Ganadería de Atenco ha respondido, acompañado y crecido durante más de 490 años a las necesidades y evolución de la tauromaquia mexicana.
Llegando a su época de esplendor en el siglo XIX, lidiando más de 500 encierros documentados , de los cuales en 391 formó parte del cartel, el matador español Bernardo Gaviño, gran amigo de la familia Cervantes y posteriormente de la familia Barbabosa, y qué tuvo gran influencia en los destinos del ganado atenqueño, así como en el desarrollo de la fiesta brava mexicana del siglo XIX.
Por su grandes conocimientos dentro y fuera del ruedo, el maestro Gabiño aprovecho ser protegido del último Conde de Santiago de Calimaya, para ser una parte importante de la historia de la fiesta brava mexicana de ese siglo, junto con nuestro gran torero Charro Ponciano Díaz, que para hacer más grande esta historia nace en la Hacienda Atenco.
El Torero "Bigotón" llegó a tomar la alternativa en Aragón, en la Plaza de la Carretera, el 17 de octubre de 1889 siendo su padrino "Frascuelo" y de testigo "Guerrita", con Toros del Duque de Veragua y Orozco.
Siendo uno de los más grandes representantes de la baraja taurina mexicana y un gran ídolo en nuestra tierra, personaje idolatrado, sirva como ejemplo este pequeño verso, dedicado al Diestro de Atenco:
Yo no quiero a Mazzantini Ni tampoco a cuatro dedos Al que quiero es a Ponciano Qué es el Rey de los toreros
Ora Ponciano!
El hierro más antiguo en la península Ibérica es el de El Raso de Portillo y Quiñon de Valdés, con sus orígenes documentados dentro del siglo XVIII.
Esto hace a la Ganadería de Atenco, como la más antigua del mundo taurino aún en pie.
Dentro de las grandes anécdotas de los bravos toros atenqueños, está la de aquel burel en el S.XIX que envió a la enfermería a los 5 picadores que estaban en el festejo, mientras pasaportaba a mejor vida a 14 jamelgos .
O aquel banderillero qué terminando la suerte, salió rumbo a las tablas siendo alcanzado por el astado y lanzado a las primeras filas del tendido.
O aquel espectáculo circense en el que enfrentaron a un Toro de Atenco, contra un tigre de bengala, terminando éste, entre la cornamenta del bravo Atenqueño aumentando la gran fama de este hierro.
En fin... cinco siglos de crianza brava, da para muchas historias, sirva esta pequeña semblanza como un homenaje previo, a los 500 años de existencia de esta afamada ganadería mexicana.